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miércoles, 19 de septiembre de 2018

Literatura




Para definir con claridad el concepto de obra literaria es fundamental establecer previamente el significado de las dos palabras que lo forman: obra y literaria.

Se conoce como obra toda cosa elaborado por el ser humano utilizando sus habilidades creativas. De acuerdo al contexto, puede tratarse de un producto intelectual (como una canción o una poesía) o de un objeto material (una casa, una manualidad).


Literario es un término que está relacionado con lo perteneciente o relativo a la literatura (el conjunto de los saberes que permiten escribir y leer bien o el arte de la poética, la retórica y la gramática).

Tomando estas dos definiciones podemos decir que una obra literaria es una creación que realiza un escritor con el objetivo de transmitir una idea; la herramienta que utiliza para llevar a cabo dicho trabajo es la escritura e intenta trabajar con ella de modo que su mensaje pueda ser comprendido a la vez que se presente con una determinada estética. Una obra literaria puede ser de ficción o de no ficción; en el primer caso podríamos citar las novelas y relatos (que narran una historia, ya sea en primera o en tercera persona, con un argumento determinado), en el segundo grupo podríamos incluir la crónica periodística y el ensayo (narraciones que persiguen fines informativos o educativos); en ambos casos el autor utilizará una serie de herramientas y recursos literarios que le permitan expresar con claridad la idea. Además se apoyará en una retórica particular; en el caso de los ensayos, por ejemplo, el lenguaje a utilizar estará determinado por el área de investigación a la que corresponde dicho ensayo. Por ejemplo, si es un ensayo sobre las características de una determinada enfermedad, el lenguaje que aparecerá en la obra será el utilizado en el ámbito de la medicina.

Pese a todo es importante señalar que en torno a la clasificación de las obras en literarias y no literarias existe una gran contradicción y divergencia. Muchos intelectuales opinan que aquellos escritos que pertenecen al ámbito académico y que se encuentran realizados con el fin de informar no pueden considerarse dentro de esta categoría; no obstante, la línea puede ser muy débil, siempre dependerá de la forma en la que el autor sea capaz de jugar con el lenguaje y de cuánto consiga plasmar una idea.

Desde otra perspectiva una obra literaria es únicamente aquella que se encuentra ligada a la literatura de ficción. En ese sentido, de acuerdo a su forma o su temática, la obra literaria puede pertenecer a diversos géneros, como la narrativa (una obra en prosa, como la novela o el cuento), la lírica (composición en verso que expresa los sentimientos del autor), el drama (obra pensada para ser representada ante el público), la épica (versos que cuentan las hazañas de héroes o divinidades) o la didáctica (que busca instruir al lector u oyente).


No obstante, esta clasificación resulta bastante reduccionista ya que deja afuera obras narrativas de ficción que se encuentran ligadas a un lenguaje periódistico, como las citadas crónicas periodísticas. ¿Deberíamos entonces decir que “Crónica de una muerte anunciada” de García Márquez no es una obra literaria?

Por otro lado una obra literaria no necesariamente se encuentra plasmada en un libro. También pueden ser escritas (libros u otros soportes impresos que reproducen la historia sin cambios) u orales (se transmiten de generación en generación y suelen cambiar con el tiempo, como las leyendas o los cuentos populares). Las obras también pueden ser táctiles, cuando están adaptadas a las necesidades de los no videntes mediante el sistema Braille.

Como siempre nos encontramos ante una disyuntiva muy delicada y si optamos por esta segunda clasificación posiblemente caeremos en la injusticia de dejar fuera de la clasificación de obra literaria a muchísimas historias y libros que realmente bien ganado tienen este membrete.

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