Vistas de página en total

sábado, 13 de octubre de 2018

Cosas que hay que saber sobre la literatura


La primera, que el libro se propone ofrecer al “lector bien equipado” las mejores herramientas para comprender las obras literarias, y de aquí la variedad de enfoques y perspectivas que ofrece Sutherland. En cuanto a la segunda, constituye toda una declaración de intenciones, con la que resulta difícil no estar de acuerdo: “en última instancia, el objetivo de la literatura es el placer. Y la lectura inteligente es uno de los mayores placeres que puede ofrecernos la vida”.



Que Sutherland defienda y practique la coexistencia pacífica de distintas maneras de acercarse a la interpretación y análisis de los textos literarios no significa que rinda acatamiento a todos ellos. De hecho, ocurre más bien lo contrario, porque el autor se comporta de forma nada complaciente con respecto a escuelas y críticos consagrados, hasta el punto de mostrarse irreverente en ocasiones con algunos. Véanse, por ejemplo, las ironías que dedica a la jerga narratológica (p. 36) o los dardos envenenados contra algunos de los popes de la deconstrucción, como Paul DeMan,


. El humor, el eclecticismo y la distancia irónica que a menudo se toma Sutherland con respecto a los escritores consagrados y a los gurús de la teoría literaria constituyen claros síntomas de esa actitud sabiamente epicúrea con la que el autor observa la inagotable

variedad del hecho literario.


cada uno de los cuales está dedicado al desarrollo de una de entre las cincuenta ideas fundamentales sobre literatura. A su vez, éstas se organizan en seis secciones diferentes, a saber:

Cuestiones básicas: mimesis, ambigüedad, hermenéutica, el clásico, intencionalidad, la falacia afectiva, narrativa/historia, épica, lírica/prosodia, gótico, la paradoja de la traducción.

Maquinaria: cómo funciona: cultura, el medio, base/reestructurara, el canon, el género, el cierre, el cambio de paradigma, propiedad, autoridad crítica, estilo.

Recursos literarios: alegoría, ironía, la imagen, alusión, extrañamiento, bricolaje, meta-ficción, la sensación de realidad.

Nuevas ideas: estructuralismo, deconstrucción, textualidad, doble vínculo, posmodernismo, heteroglosia, nuevo historicismo, poscolonialismo, semiología, teoría de la recepción, política sexual.

Crímenes universales: el plagio, obscenidad, difamación, blasfemia, permisividad, mentiras literarias, “negros”.

Futuros literarios: fanfic, el e-book, inundación literaria.

Todos los capítulos constan de los mismos elementos: el análisis del concepto literario, que ocupa la mayor parte de su extensión; una cronología que figura en la parte inferior de las primeras dos páginas; algunas citas ilustrativas, en general de escritores de fama o críticos literarios prestigiosos; un recuadro que funciona como elemento de apoyo, a veces para explicar un concepto particularmente intrincado y otras a modo de anécdota; y una breve frase final, de carácter sentencioso, y a menudo humorístico, que actúa como síntesis del capítulo.

Que Sutherland defienda y practique la coexistencia pacífica de distintas maneras de acercarse a la interpretación y análisis de los textos literarios no significa que rinda acatamiento a todos ellos. De hecho, ocurre más bien lo contrario, porque el autor se comporta de forma nada complaciente con respecto a escuelas y críticos consagrados, hasta el punto de mostrarse irreverente en ocasiones con algunos. Véanse, por ejemplo, las ironías que dedica a la jerga narratológica o los dardos envenenados contra algunos de los popes de la deconstrucción, como Paul DeMan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario