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lunes, 15 de octubre de 2018

Novela de ficción criminal.





Ficción detectivesca o ficción con detectives o detectives en la literatura (en inglés detective fiction) es un subgénero de la novela negra y de la ficción de misterio y de suspense, en el que un investigador (muy a menudo un detective, ya sea profesional o amateur, ya sea o no integrante de las fuerzas oficiales) investiga un determinado crimen, a menudo un asesinato.

En la literatura antigua.

Algunos estudiosos han sugerido que ciertos textos antiguos y religiosos tienen similitudes con lo que más tarde se llamaría la ficción detectivesca o la literatura de misterio y suspense. En el Antiguo Testamento, la historia de Susana y los ancianos (Daniel ​ en la biblia protestante, esta historia se encuentra entre los apócrifos está relatada por dos testigos mientras Daniel les interroga. Julian Symons respondió a los escritores y entendidos que ven este tipo de pasajes como un embrión de novela policíaca, argumentando que "los que buscan fragmentos e indicios de este género en la Biblia o en las obras de Herodotus, sólo buscan piezas de un rompecabezas sin una visión de conjunto", y estas piezas desconexas no forman verdaderas historias policíacas.


La ficción detectivesca en el mundo árabe.

Un primer ejemplo conocido referente a una historia de investigación policial (o investigación de misterios y de verdades ocultas), fue Las Tres Manzanas, uno de los cuentos narrados por Scheherezade en la recopilación de cuentos árabes conocida como "Las mil y una noches".

En ese cuento, un pescador descubre un cajón pesado y cerrado en el río Tigris, y lo vende al Abbasid el Califa, Harún al-Rashid, quien entonces se lleva el cajón al palacio, pero al abrirlo encuentra dentro el cadáver de una joven que fue cortado en pedazos. Harún ordena a su visir, Ja'far ibn Yahya, solucionar el crimen y encontrar al asesino dentro de los próximos tres días, amenazándole con ejecutarlo si falla en su misión. Aquí el suspenso es generado por múltiples cambios en la línea argumental, a medida que la historia progresa.Esta historia, por su esquema claro y simple, bien puede ser considerada como un arquetipo de las narraciones de ficción policíaca, a pesar que allí no interviene ningún detective en el sentido moderno de este concepto.


La ficción detectivesca en el mundo occidental.


Uno de los ejemplos más tempranos de ficción detectivesca bastante bien definida es Zadig o La destinada (historia oriental),​ de Voltaire (1748).

Das Fräulein von Scuderi, una historia corta de 1819 escrita por Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, en la cual Mlle Scudery establece la inocencia del sospechoso favorito de la policía en el asesinato de un joyero, a veces también es citada como un antecedente a tener en cuenta, y también como una referencia que inspiró a Edgar Allan Poe cuando escribió The Murders in the Rue Morgue.​


Como otra posible influencia sobre Edgar Poe en relación a la ficción policial, también se ha sugerido The Secret Cell (en español La célula secreta), cuento publicado en septiembre de 1837 y escrito por William Evans Burton, donde se presenta a un policía londinense resolviendo el misterio del secuestro de una muchacha. El detective ficticio creado por Burton, confía en métodos prácticos - tenacidad y constancia, conocimiento del hampa, eficacia de la vigilancia discreta, búsqueda sistemática de indicios por descuido olvidados por el delincuente - mucho más que en el brillante poder deductivo y de observación de quienes rodean la investigación. Y esta posibilidad de que Poe en algún sentido se haya inspirado en este cuento, está bien avalada por la circunstancia de que el propio Poe trabajó para Burton en 1839.

No obstante lo señalado, por lo general los entendidos y los críticos literarios opinan que la verdadera ficción detectivesca comienza en el mundo de habla inglesa en 1841, con la publicación del ya citado escrito Los crímenes de la rue Morgue,​ en donde se presenta el primer detective ficticio con perfil muy bien definido, excéntrico, lógico, brillante, con buena cultura general, C. Auguste Dupin; allí, Edgar Allan Poe​ inventó una fórmula para la trama que luego fue reiterada por muchos otros escritores con gran suceso, por cierto con mayores o menores variantes o innovaciones, y con una impronta muy parecida o algo más alejada de la que en su momento fue adoptada por el citado autor estadounidense.


















































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