😊La novela es una obra literaria en la que se narra una acción fingida en todo o en parte y cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la descripción o pintura de sucesos o lances interesantes así como de personajes, pasiones y costumbres, que en muchos casos sirven de insumos para la propia reflexión o introspección.
La introducción: Es la parte inicial de la narrativa donde se anuncia el tema e inicia el desarrollo de los conflictos o presenta a los personas con sus características físicas y psicológicas. Además, describe el ambiente.
El nudo: Es la parte central de la narrativa donde se enlazan los conflictos o acciones para alcanzar un punto máximo.
El desenlace: Esta es considerada como la parte final, debido a que los conflictos o acciones de la narrativa después de haber alcanzado un punto máximo desencadenan acciones que pueden ser feliz o infeliz, lo que dependerá del objeto planteado en la narrativa.
Los personajes: son los que desarrollan la acción:
Los personajes principales: Son los protagonistas, los que conducen las acciones, y la narrativa se desenvolverá alrededor de los mismos.
Los personajes secundarios: Son los que apuntalan la historia de los personajes principales con sus propias historias.
Los personajes de relleno o fugaces: Son todos aquéllos que aparecen en la narrativa con una función poco importante, y desaparecen.
El ambiente: Es el lugar donde se mueven los personajes. Estos pueden ser:
Físico: Todos los elementos que componen la escena, por ejemplo: casa, río, ciudad.
Social: Creencias, formas de vidas, pensamientos de una época o de una sociedad.
Emocional: Presentan los estados de ánimo, las angustias, los sentimientos que rodean a los personajes.
Por el tono que mantiene la obra, se habla de:
Por la forma:
novela corta o novilla
Atendiendo a su contenido, las novelas pueden ser:
sentimental.
Edad Media:
En Occidente, en los siglos XI y XII, surgieron los romances, que eran largas narraciones de ficción en verso, que se llamaron así por estar escritos en lengua romance. Se dedicaron especialmente a temas histórico-legendarios, en torno a personajes como el Cid o el ciclo artúrico.
En los siglos XIV y XV surgieron los primeros romances en prosa: largas narraciones sobre los mismos temas caballerescos, sólo que evitando el verso rimado. Aquí se encuentra el origen de los libros de caballerías. En China se escriben dos de las cuatro novelas clásicas chinas, el Romance de los Tres Reinos (1330) de Luo Guanzhong y la primera versión de A la orilla del agua de Shi Nai'an.
Edad Moderna:
Siglo XVI:
La difusión de la imprenta incrementó la comercialización de las novelas y los romances, aunque los libros impresos eran caros. La alfabetización fue más rápida en cuanto a la lectura que en cuanto a la escritura.
Surgió entonces como respuesta a estas novelas dudosas un romance más noble y elevado, con incursiones al mundo bucólico, siendo La Astrea (1607-27) de Honoré d'Urfé, la más famosa. Se criticaron estos romances por su falta de realismo, a lo que sus defensores replicaban que se trataba en realidad de "novelas en clave" (roman à clef), en los que, de forma encubierta, se hacía referencia a personajes del mundo real. Esta es la línea que siguió Madeleine de Scudéry, con tramas ambientadas en el mundo antiguo pero cuyo contenido estaba tomado de la vida real, siendo sus personajes, en realidad, sus amigos de los círculos literarios de París.
Siglo XVIII:
Las novelas y los romances de comienzos del siglo XVIII no eran considerados parte de la "literatura", sino otro elemento más con el que comerciar. El centro de este mercado estaba dominado por ficciones que sostenían que eran ficciones y que se leían como tales. Comprendían una gran producción de romances y, al final, una producción opuesta de romances satíricos. En el centro, la novela había crecido, con historias que no eran heroicas ni predominantemente satíricas, sino realistas, cortas y estimulantes con sus ejemplos de conductas humanas.
Edad Contemporánea
Siglo XIX:
A finales del siglo XVIII aparecen unas novelas cargadas de un sentimentalismo melancólico que abren el período romántico que se desarrolla plenamente en el siglo XIX con la aparición de la novela histórica, psicológica, poética y social. El género alcanza su perfección técnica con el realismo y el naturalismo. Es en esta época en la que la novela alcanza su madurez como género. Su forma y su estética ya no cambiaron más hasta el siglo XX: su división en capítulos, la utilización del pasado narrativo y de un narrador omnisciente.
Siglo XX:
El inicio del siglo XX trajo consigo cambios que afectarían a la vida diaria de las personas y también de la novela. El nacimiento del psicoanálisis, la lógica de Wittgenstein y Russell, del relativismo y los avances de la lingüística provocan que la técnica narrativa intente también adecuarse a una nueva era. Las vanguardias en las artes plásticas y la conmoción de las dos guerras mundiales, también tienen un gran peso en la forma de la novela del siglo XX. Por otro lado, la producción de novelas y de los autores que se dedican a ellas vio en este siglo un crecimiento tal, y se ha manifestado en tan variadas vertientes que cualquier intento de clasificación será sesgado.
Boom latinoamericano:
También después de la Segunda Guerra Mundial se desarrolla el llamado boom latinoamericano con exponentes notables y talentosos, situación que se presenta en los años 1960 y alcanza su apogeo en la década de los 1970 y principios de los 1980. Entre estos se puede citar a Julio Cortázar y su obra Rayuela (1963); Gabriel García Márquez, colombiano, cuyo libro más conocido es Cien años de soledad (1967) y de quien el género más destacado es el llamado realismo mágico; Mario Vargas Llosa, peruano, autor de La ciudad y los perros, Pantaleón y las visitadoras o La tía Julia y el escribidor; Carlos Fuentes, autor de La región más transparente, Aura, La muerte de Artemio Cruz, entre otros libros; y José Donoso, cuyas obras más destacadas son El lugar sin límites y El obsceno pájaro de la noche, entre otros autores.
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